El encanto de lo cotidiano
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Desconozco si lo que me ocurre es poco o muy común pero me he dado cuenta que soy una persona que no se aburre con facilidad de las cosas que le gustan. No sé tampoco si será una cualidad o un defecto, pero a menudo me encuentro con deseos muy grandes de actividades, cosas, comida que forman parte de mi vida cotidiana, y que siempre que las tengo, son un placer.
Sin duda, es una contradicción, porque también disfruto mucho encontrar nuevos placeres, aprender nuevas cosas, probar, oler, ver, visitar novedades. Pero mi corazón siempre encuentra un lugar para aquellas que me acompañan día a día.
Personalmente, disfruto mucho la comida. Me encanta probar nuevos sabores, viajar a otras regiones, países y conocerlos a través de su gastronomía y me complace introducir algunos de estos sabores en mi vida, cuando están accesibles. Quizá el hecho de que los momentos en que como son tan importantes para mí, y están muy bien definidos en el día, hace que muy seguido quiera repetir esos deliciosos bocadillos y que incluso si los disfruté hoy, ya los estoy visualizando para mañana! Es muy gracioso, y de verdad que tengo que esforzarme para cambiarlos y variar. Le tengo cariño a mis platillos diarios. Sin embargo, cuando logro cortar con el hábito, muchas veces encuentro nuevos preferidos que entran en la dinámica.
Sin duda, no me sucede únicamente con la comida. Tambien con actividades que son parte de mí y que encuentro curioso que en lugar de aburrirme, me atrapan cada vez más. También con lugares que amo visitar. Con personas que quiero frecuentar, lecturas que quiero re-hacer, películas que quiero mirar de nuevo y canciones que no quiero dejar de escuchar. Además se extiende a algunas actividades relacionadas con responsabilidades que tengo, en el ámbito laboral o educativo, que una vez que inicio, no preciso dejarlas.
Es posible que la razón por la que nunca me aburro de ciertas cosas que me gustan radica en una conexión emocional que establezco con ellas. Esta conexión emocional se construye con el tiempo, a medida que invierto mi tiempo, energía y emociones en lo que me gusta. O que alguien que quiero invierte su tiempo, sus energía y sus emociones en algo que forma parte de mi vida y por eso se genera este vínculo emocional, que me hace valorar ese algo.
En cuanto a actividades, cuando algo me apasiona, no es simplemente una afición o un interés pasajero, se convierte en parte de quien soy. Se convierte en una fuente de satisfacción, felicidad y autoexpresión.
Reflexionando, no creo que esto me haga una persona cerrada de mente, porque es genuinamente una contradicción de personalidad. Tampoco lo veo como una debilidad. Me gusta verlo como una característica que me permite crear una rutina de vida agradable. Una que me permite realmente disfrutar lo ordinario y que hace posible que no tome por sentado lo que me hace feliz, aquellos pequeños placeres que hacen que cada día sea especial.