Hyde Park

 Me he dado cuenta en los últimos años, que en el mundo actual hemos desarrollado nuevos lujos. Cosas que hace unos años dábamos por sentadas, ahora somos privilegiados de disfrutarlas y son joyas cada vez más escasas.

 Precisamente uno de esos lujos, para mí, son los parques. Me refiero a los parques llenos de árboles, naturaleza, aire fresco y tal vez lagos y fuentes.

 No todos tenemos la dicha de vivir cerca de un parque y aún menos de tener al alcance un parque magnífico, enorme, en medio de una ciudad maravillosa, es por eso que en mi mente y en mi corazón siempre tengo un parque muy especial, el Hyde Park.

 Uno de los parques más grandes del mundo y el más grande de los cuatro Parques Reales de Londres, desde el Buckingham Palace hasta Kensington, el Hyde Park te lleva del centro de la ciudad directo a la naturaleza, como un paraíso.

 Este inmenso parque fue inicialmente utilizado por el rey Henry VIII como un área para cazar y fue abierto al público en 1637 y rápidamente se hizo famoso como un lugar ideal para eventos, desfiles y como un sitio de relajación en medio de la agitada vida citadina.

 En el corazón de este increíble parque se encuentra un hermoso lago llamado The Serpentine, que parte en dos el parque, rodeado de caminos con vistas panorámicas, pequeños cafés y hermosos animales como garzas y patos, que también nadan en sus aguas. Pero, no son los únicos que disfrutan de estas aguas, para sorpresa de los turistas, es posible ver los nadadores del más antiguo club de natación del Reino Unido, disfrutando de su diario entrenamiento en The Serpentine, en perfecto contacto con la naturaleza. Aquellos que no formamos parte de este peculiar club, podemos igualmente divertirnos alquilando un pequeño botecito y aprovechar el lago desde adentro, gozando del silencio de la naturaleza y del sol.

 Es casi imperceptible la división entre este parque y su vecino, Kensington Gardens, juntos forman 253 hectáreas en el centro de Londres. Caminando, corriendo, en bicicleta, los caminos de estos parques son tan perfectos que puedes perder la noción del tiempo fácilmente. La estatua de Peter Pan, el monumento de la Princesa Diana, el Santuario de Pájaros, el palacio de Kensigton son sólo algunas de las atracciones que este parque abarca y que vale la pena visitar y revisitar.

 El día perfecto para mí es un día un poco frío, quizá de primavera, inicia con una sesión de correr o caminar por los senderos del parque, viendo el sol salir, en conexión con la naturaleza, los animales, los árboles…a continuación un desayuno ligero en uno de los encantadores cafés, The Italian Gardens sería mi primer elección, con vista a the Italian Gardens, un pequeño y pintoresco parquecito dentro del Hyde Park, con esculturas, fuentes y pequeñas banquitas donde sentarse a charlar y a reflexionar. Luego de este verdadero placer de inicio de día y de tomar una ducha caliente, salir a caminar por la ciudad con el objetivo en mente de hacer un muy esperado picnic en el parque, tal vez cerca del Kensington palace, debajo de un árbol, gozando de la vista, los pájaros y el silencio. Por supuesto, aprovechar la tarde leyendo un buen libro, escuchando mis podcasts favoritos y sintiéndome en paz.

 Al atardecer, un paseo en bote en el Serpentine para gastar energías y disfrutar un delicioso café después para cerrar con broche de oro.

 Eso es el Hyde Park para mí, un lujo, un lugar como pocos que encierra pequeños placeres dentro y que puede quedarse en tu memoria para toda la vida.

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