Lo que el Yoga significa para mí
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Encontré la práctica del yoga casi que por accidente. Me di cuenta que estaba perdiendo flexibilidad y que eso afectaba la forma en como podía desempañarme en el gimnasio, que era una de las actividades más importantes para mí, en esa época, por lo tanto debía hacer algo de inmediato para remediar esa situación.
Podría simplemente haber cumplido los 10-15 minutos de estiramiento que tan insistentemente nos recomiendan los instructores de pesas y otras disciplinas, pero algo en mí hizo que investigara un poco más y así encontré que el Yoga podría ayudarme a cumplir este objetivo.
Fue así como compré mi primer mat y bajé mi primera aplicación para hacer yoga en casa. Por supuesto, inicié con las clases de principiantes y todo era muy novedoso, exótico y extraño. Vale aclarar que, antes de esto, nunca había tenido ningún tipo de contacto con esta disciplina, tampoco fui una niña que fue a clases de ballet o de gimnasia o algo similar. (Eso hubiera sido realmente bueno!)
En las primeras semanas, cada día era una sorpresa, debo decir que llegaba al momento de la práctica con un poco de miedo. Por lo desconocido, por no saber hacer las poses, por no conocer los nombres, no llevar un buen ritmo de respiración. En fin, ese temor que se experimenta cuando estas aprendiendo algo y eres completamente principiante. También sentí impaciencia, de querer progresar más rápidamente, de poder hacer clases más avanzadas, de volverme más fuerte, más flexible.
Decidí iniciar y continuar ese camino sola, sin unirme a un estudio, primeramente por razones económicas. La suscripción a la aplicación era mucho menos cara que inscribirme a un estudio, además de tener que desplazarme, quería mantenerlo lo más simple posible...Al fin y al cabo, era algo que únicamente iba a ser un complemento a otras actividades que consideraba más importantes.
Mi sorpresa fue, que al pasar del tiempo, el "happy hour" de mi día era la hora de practicar yoga. Realmente me sentía feliz de simplemente abrir el mat y tener ese momento del día sólo para mí. No necesitaba mucho, y recibía mucho a cambio.
Por supuesto que pasé por la etapa de mostrarle a los demás lo que ahora era capaz de hacer...tantas posturas hermosas e interesantes que antes sólo hubiera soñado hacer. También quise experimentar clases grupales, clases individuales en persona, enseñar a los demás. Todas estas, experiencias valiosas, cada una con sus aportes específicos y diferentes. Sin embargo, siempre regresé a practicar sola en mi mat, en mi espacio, conmigo misma...Y amando cada segundo.
Formas de hacer yoga hay muchas, diferentes estilos, algunos más físicos, otros más meditativos. Algunas personas adoptan cierto estilo de vida cuando encuentran el yoga, cambian ciertas costumbres, adoptan otras. Este no ha sido mi caso. El yoga es una parte de mi vida muy importante, pero es eso, una parte de mi vida. Para mí, es algo que me brinda un bienestar que ninguna otra disciplina me ha brindado, tanto mental como físico, que me hace sentir cierto control de mi cuerpo y que me ha permitido apreciar mi bienestar de una forma que nunca antes lo había experimentado.
Para casi todos los males, veo en el yoga una solución (y es algo que a veces se torna divertido de pensar). El estrés, el dolor, la tristeza, la presión, el aburrimiento, sólo por nombrar algunos. Bajo ninguna circunstancia ando predicando a los demás que deberían practicar, o que dejen de hacer ciertas actividades y las reemplacen con esta. En mi vida, el yoga en lugar de desplazar, ha sumado.
Más de 6 años después de haber iniciado este viaje, lejos de pensar que soy una experta, me veo cada día como alguien que abre su mat para aprender y estoy completamente segura que así será el resto de mi vida.