Mujer en una carrera de hombres
Share
Parece que fue ayer cuando tuve que enfrentarme a la decisión de cuál carrera iba a estudiar. Con tan sólo 17 años, no fue una tarea fácil. Aún pienso que es increíble que una de las decisiones más importantes de la vida se tome a una edad tan corta, con tan poca experiencia y conocimiento del mundo...Al menos ese fue mi caso.
Elegí una carrera en tecnología, exactamente Ciencias de la Computación, más que todo porque pensé que era muy buena estudiante, me gustaban las matemáticas y parecía haber un buen futuro en términos laborales. No era mi pasión ni mi sueño, parecía ser una decisión razonable y el hecho de que la carrera tenía cierta fama de ser dura y demandante, en ese momento me atrajo. Cierto orgullo y ego quizá.
Era imposible no notar, al entrar a la universidad, que las mujeres no abundaban en la Escuela de Computación. Eso me hacía sentir especial...pero no por mucho tiempo. Rápidamente, empecé a notar algunas insinuaciones de machismo aquí y allá. Ciertos comentarios de compañeros, de profesores. Algunas expresiones, afirmaciones, que tal vez eran propias de la época (años 2000 - 2004 para ser exacta), pero que sin duda me hacían pensar si sería posible que en realidad había entrado a una carrera de hombres y que era de hombres por alguna razón que yo ignoraba.
Recordando esos años, viene a mi mente algo en lo que he reflexionado algunas veces, y se trata de la personalidad que desarrollamos las mujeres que decidimos quedarnos. Por supuesto, no se puede generalizar, cada quien tiene su propia experiencia, pero desde mi perspectiva, me parece que las mujeres que permanecimos en esta carrera, en ese tiempo histórico, tuvimos la tendencia a desarrollar una personalidad fuerte y por qué no decirlo, defensiva. Puede ser que fuera como una respuesta a tanta provocación, a tantas personas esperando que te equivocaras para decir: es que ella no puede, no tiene lo que se necesita.
Además de creer necesario esforzarse más que los demás, demostrar más, no tener derecho a equivocarse. Ser siempre fuerte.
Y cuando crees que ya llegaste, ya te graduaste, ya le demostraste a todos que sí pudiste, que sí tenías lo que se necesitaba y que toda esta lucha ya llegó a un dulce final...caes en la realidad del ámbito laboral. Ciertamente, te topas con muchos tipos de personas y yo fui muy afortunada algunas veces, de toparme con hombres y mujeres muy profesionales y hasta adelantados a su época, pero lamentablemente, no eran mayoría. He experimentado varios trabajos a lo largo de mi carrera de ya, 18 años y debo admitir que, en muchos de ellos tuve que padecer situaciones que, en su momento, pensaba que eran normales. Por ejemplo, tener un equipo de trabajo conformado únicamente por hombres y escucharlos todo el día haciendo comentarios sexuales de otras mujeres (a veces incluso de mí), oyendo chistes sexistas, tolerando opiniones sobre mí que en ningun momento solicité y soportando cuestionamientos a mi capacidad, por el sólo hecho de ser mujer. Lo más difícil es que este tipo de exposición hace que en algún momento te empieces a cuestionar: será cierto? me habré equivocado? no tendré lo que se necesita? y no importa lo que hagas, no hay forma de ganar, si te vuelves ensimismada y dudosa entonces eres incompetente, si al contrario tomas fuerza y te vuelves una persona dura y decidida, entonces eres una majadera o peor aún, una loca.
Felizmente, los tiempos han cambiado, las empresas han evolucionado y han introducido en sus culturas, valores de respeto, igualdad y tolerancia. Yo he sido testigo de esta evolución y hoy en día encuentro mucho más respeto y admiración de mis colegas. Sin embargo, creo que todavía hay un largo camino por recorrer.
Después de tantos años, inmersa en este mundo profesional, me he dado cuenta que, cuando soy yo misma, cuando no busco desesperadamente la aprobación de todos, cuando hago lo mejor que puedo, pongo mis límites y soy fiel a mis valores es cuando contribuyo a que esa evolución continúe y a lo mejor, ese es mi grano de arena para las mujeres de otras generaciones que se aventuren, como yo un día lo hice.