Pasear en París

 Para aquellos que me conocen no es ninguna sorpresa que uno de mis lugares preferidos para pasear sea París, al menos hasta el día de hoy. Claro que está relacionado a mi amor por el francés, por la gastronomía y la moda, pero honestamente, también ligado a mi personalidad está el ser objetiva y crítica, y París no se salvaría de esto en mis visitas!.

 He visitado esta famosa ciudad 3 veces por bastantes días cada vez. He tenido la suerte de visitarla con mi persona favorita y seamos honestos, eso hace todo mejor!

 La primera vez estuvo llena de ilusiones, de anticipación, de imaginación de cómo serían las cosas, los lugares, las personas. Con un poco de temor de la comunicación ya que tenía un francés inferior al básico (aunque ya lo amaba), pero llena de expectativas.

 Para mí, el viaje inicia desde que estás en el vuelo. Ya se escucha el lenguaje de Moliére por todas partes y la comida tiene un aire a Francia.

 Ya en la ciudad, la emoción de ver los monumentos importantes y lugares emblemáticos por la primer vez, la aventura de encontrar la forma de llegar a ellos, ver cada rincón y querer absorberlo o llevárselo consigo. Creo que el sentimiento sólo se puede comparar al enamoramiento. Todo es nuevo y todo es hermoso!

 Esta visita fue en invierno. El frío era parte de la novedad (aunque ya había experimentado bajas temperaturas en otros viajes...pero no en el lugar de mis sueños). La excusa perfecta para disfrutar de muchos chocolates calientes y usar hermosos abrigos.

 Mirando hacia atrás, creo que esta experiencia me hizo entusiasmarme más y fue el incentivo perfecto para retomar mi aprendizaje del francés y querer conocer más sobre la cultura, historia, gastronomía. Tuve la suerte de conocer en esta visita otras áreas de Francia, lo cual me hizo abrir la mente a que París es hermoso, pero hay mucho más que Paris, regiones hermosas, con mucho que admirar y disfrutar. Vistas increíbles al océano, gastronomía distinta, vinos espectaculares. El tiempo no era suficiente y transcurrió muy rápido. Sólo quedaba soñar con volver.

 Tres largos años después...mi segunda visita o debo decir nuestra segunda visita. La segunda en realidad es la segunda y tercera, pues fueron semanas diferentes en el mismo viaje (2 semanas de diferencia).

 Diferente estación, primavera, y más días para lograr un objetivo, conocer más a fondo París. Esta vez con un dominio mejor de la hermosa lengua francesa y de su cultura e historia. Las ilusiones eran distintas, ya no era la novedad que imperaba, era el volver al lugar que recordaba con tanto cariño, a vivirlo, a recorrerlo, a disfrutarlo.

 Mis impresiones esta vez son de una ciudad multicultural, que no se detiene. Puede ser vista desde distintas perspectivas, según la experiencia que se desea. Si se tiene la ilusión del París tradicional, se puede encontrar y vivir, pero a mí me encanta la óptica del París moderno, de las nuevas generaciones que buscan cosas nuevas, con un pie en lo tradicional y un pie en lo que han aprendido del resto del mundo. Eso se siente en su oferta gastronómica, en su forma de relacionarse, incluso en su moda.

 De pasear en París me fascina el sentimiento de libertad. De poder expresarme con total soltura. De descubrir joyas escondidas cada vez que se camina. La facilidad de movimiento, los lugares públicos y gratuitos hermosos donde pasar horas. La cultura y la belleza por todos lados.

 Claro que en esta ocasión también el enamoramiento inicial ya había pasado y más objetivamente pude ver características no tan positivas, o que yo preferiría que fueran distintas. Ya sea de la sociedad o de la ciudad en sí misma. Pero soy consciente que todos los lugares tienen su lado menos positivo y que las grandes ciudades tienen desafíos grandes.

 Mi parte preferida de París no es ningún sitio histórico, no es la Torre Eiffel o el Arco del Triunfo. Es vivir la vida en ella. Hacer picnic en el parque, correr en la ciudad, salir a cenar, escuchar francés todo el día, y bueno, lo acepto...comer quesos y tomar vino todos los días!

 Sabes cuando amas alguien o algo cuando conoces sus defectos y aún así sigues amándolo (a). Por mi parte, todos los días sueño con estar de vuelta, a la ciudad de mis amores.

 

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