Reflexiones desde Argentina
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Yo creo que todos los lugares que se visitan te impactan de una forma u otra, ya sea la primera vez que estás ahí o no, siempre aprendes, observas cosas nuevas y creces.
Dicho esto, como algunos de uds saben, recientemente realicé un viaje extenso a la Argentina, y muchísimas cosas me impactaron, pero hoy, quiero contarte las tres cosas que más me impresionaron. Te parece? Muy bien, empecemos.
Lo primero que quiero contarte que me impresionó fue ver que, en general, ser paciente, esperar con tranquilidad, es una característica que se siente en la población. Y estoy segura que esto repercute en las relaciones sociales que se establecen, porque además me dio la impresión que es gente que crea amistades y las cultiva.
La paciencia, que yo creo que ya yo daba por sentado que era una característica extremadamente rara de encontrar, me apareció por todas partes en la Argentina. Vi personas tranquilas esperando ser atendidas, sin malos modos, ni siquiera noté que estuvieran conscientes de que estaban esperando un rato considerable. Y eso tan simple ha sido una gran lección para mí, que ya de por sí tengo que luchar con mi impaciencia, pues a diario me encuentro pensando que las cosas deben suceder con cierto ritmo y en este viaje me di cuenta que este pensamiento es inculcado y muchas veces aprendido como influencia de nuestros amigos del norte, y de nuestras vidas corporativas.
Como anécdota, en algunas oportunidades, varias para ser honesta, me encontré esperando mi café mañanero y mi media luna ya con cierta desesperación, mientras todos a mi alrededor estaban completamente normales y sin ningún problema…por supuesto el rostro me cambiaba cuando llegaba a mi mesa la esperada dupla y era una verdadera delicia.
Pero volviendo al tema…desde que llegas al aeropuerto, la amabilidad es tangible. El trato humano y paciente hacia las personas. No te ordenan, te ayudan. Son personas tranquilas, no se enojan con vos porque no te mueves lo suficientemente rápido o porque estás irrumpiendo la eficiencia. Te atienden con cariño, con una sonrisa.
Yo sé que puede sonar como una generalidad y que evidentemente no conocí a cada persona individualmente. Pero me es difícil recordar una interacción que no fuera agradable, y eso dice mucho de una población.
Te sientes bienvenido donde llegues, la sensación es que las personas son realmente buenas, tranquilas, sin intenciones extrañas. Si tienen que esperar a que termines de hacer un trámite, esperan con tranquilidad, parece ser que no todo tiene que ser rápido o eficiente y eso para mí, eso es una bocanada de aire fresco. Estoy acostumbrada a que en la mayoría de ciudades todo es ágil, rápido, no hay tiempo para interacciones innecesarias. Las personas que te atienden siempre son impacientes, casi que te pasan regañando todo el tiempo, pero en los lugares que visité en la Argentina esta no es la realidad, nunca me sentí presionada a apresurarme, a terminar algo pronto. Me gusta el hecho de que las personas tienen actitud, y con eso me refiero a que son seguras de sí mismas, se dan su lugar pero sin acudir a la antipatía o la arrogancia. En fin, me dio la impresión de que en términos de personalidad, los argentinos tienen características super lindas, de personas sanas, sin envidas o segundas intenciones y eso lo aprecio increíblemente, pues, lamentablemente, en algunos lugares no es la generalidad.
La segunda impresión que tuve y que quiero comentarte es acerca de la apreciación por la gastronomía, y no por la alta cocina ni nada de ese estilo, sino más bien por los sabores, por sus materias primas, sus productos tradicionales. Es alucinante ver un país que produce casi todo lo que consume y además lo produce bien, de calidad.
Fui muy afortunada de probar aceites de oliva argentinos que compiten perfectamente con aceites italianos o griegos. De una calidad sublime.
Helados hermosos, bien hechos y deliciosos. Chocolates increíbles. Panes excepcionales.
No soy amante de la comida rápida o de cadenas americanas en ningún lugar que esté, pero en la Argentina mucho menos. Jamás se me ocurriría ir a un Starbucks en lugar de uno de los muchos cafés argentinos deliciosos donde el café con leche es de los mejores que he probado en mi vida.
Las medias lunas, crocantes, perfectas, originales, son el bocado perfecto para acompañarlo y si no la gran variedad de budines, sandwichitos de pan de miga, pasta frola o la gran variedad de facturas siempre están disponibles, y lo difícil es probar algo que no sea increíble.
Los alfajores son, por supuesto, las estrellas…mis preferidos son los simples, de maicena y mucho dulce de leche…uff, el dulce de leche argentino, único, sin tanta azúcar y con mucho cuerpo y consistencia. Un verdadero lujo.
Y puedo así describir tantos otros productos fascinantes: sus jamones crudos, sus carnes frías, los quesos deliciosos, el dulce de membrillo. Las conservas de judías, de alcauciles, de berenjenas para acompañar un vermucito vespertino.
Los argentinos no necesitan champagne francés, sus espumantes son oro puro. Sus cervezas que recuerdan a las mejores cervezas europeas, sus vinos que no permiten extrañar a los franceses, españoles o italianos. De una elegancia absoluta.
Y las empanadas necesitan un episodio únicamente para ellas. Qué delicia! Todas las que probé eran diferentes entre sí y todas absolutamente increíbles. Es un plato tan versátil, creo que yo sería feliz teniendolas en cualquier comida del día. Son ligeras, satisfactorias, bien presentadas y económicas. Van bien con practicamente cualquier bebida y no necesitan acompañamientos. Pueden servirse como entrada pero tienen todo lo que se necesita para ser un principal. Me encantan y las voy a extrañar muchísimo.
Es cierto que debido a la situación económica por la que atraviesa el país, muy probablemente muchas personas locales encuentren muy difícil comer afuera tan frecuentemente como lo hacían antes, y aunque en mi caso, que soy de un país extremadamente caro en comparación casi que con cualquier país, encontré los precios más bien del lado accesible. Por supuesto soy consciente que no lo son para los locales y de verdad espero que esta situación mejore, porque sería una verdadera lástima perder tanta riqueza gastronómica, tanta cultura de cafes, pubs, pequeños restaurantes en donde prácticamente en cualquier parte puedes comerte lo más rico que has probado en tu vida
El tercer hallazgo y creo que lo que más disfruté en este hermoso país fue la utilización del lenguaje. El castellano en su máximo esplendor.
Los argentinos, sin importar con quien estés hablando tienen una amplitud de vocabulario que da gusto. No están llenos de anglicismos o palabras de otros lenguajes. Conocen, mastican y dominan su idioma. No tienen problemas de expresión porque su idioma es de ellos. Pueden hablar de muchos temas, dar detalles, explicar ampliamente cualquier cosa.
Lo escuchas en la calle, en la radio, al conversar con cualquiera. Se nota en los nombres de sus cafés, tiendas y restaurantes. Nombres en español, ingeniosos, lindos, pegajosos. Los argentinos están llenos de expresión, de entonaciones, de un español bien utilizado, hermoso y vasto. Tal vez esto esté ligado al hecho de que existen abundantes librerías y que vi muchísimas personas leyendo en todas partes. Muy lindo panorama. Impresionante y digno de admiración.
Y es que, muchas veces damos crédito a los países cuya población maneja un segundo idioma, y por supuesto que es algo muy positivo, sin embargo a veces me da la impresión que en algunos casos, las personas hablan mejor el segundo idioma que su propia lengua nativa. No hay interés por utilizarlo correctamente, no hay apreciación por la belleza del lenguaje, por incrementar el vocabulario, por usar todos los recursos que brinda. Sé, por experiencia propia, que cuando hay entusiasmo por aprender otro idioma, a menudo leemos y consumimos contenido en ese idioma y dejamos de lado el propio, cierto?…de mi parte siempre trato de volver al español, de apreciarlo y de utilizarlo lo mejor que puedo…y Argentina ha sido un bello recordatorio de lo vasto que es nuestro idioma. Sería genial que otras naciones latinoamericanas que están afanadas por que sus poblaciones aprendan inglés para poder conseguir trabajo en corporaciones, identificaran la importancia de que la gente se exprese en su idioma de manera impecable y así, creo yo, el país también podría volverse un destino interesante para aquellos que deseen aprender un español creativo, educado, amplio y colorido…como el de la Argentina.