Sin hijos: mi viaje, tu empatía
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Hace no mucho, si una mujer deseaba tener un estatus y un rol en la sociedad debía casarse y ser madre. Y no estoy hablando de hace decenas de años, sino hace poco, quizá hace diez, quince años es que las cosas han venido cambiando un poco, en términos de aceptación de la sociedad hacia las mujeres que toman esta decisión, sin embargo, aún es perceptible el juicio negativo de algunas personas, en especial en algunas culturas, que califican a estas mujeres como egoístas o incompletas.
En mi caso personal, no puedo decir que siempre estuve segura de no tener niños. Rodeada de una familia tradicional, con pensamientos tradicionales y religiosos, la maternidad siempre se deslumbraba en el futuro, como una condición irrenunciable. Bien entendido, un evento situado después del matrimonio en la línea de tiempo y en un rango de edad "aceptable".
La primer dificultad que siempre percibí fue la de estar en el momento adecuado con la persona apropiada. Cómo es posible que las personas se las ingeniaran para que todo llegara tan oportunamente? Y además, el peso sicológico que significa estar pensando que ya me estoy acercando al momento donde todo debería estar alineado, y que además nada puede salir mal. Todo debe ir de acuerdo al plan.
Casualmente en ese rango de edades, que es además corto, me encuentro descubriendo el mundo, y a mí misma. Encontrando lo que me gusta y lo que no me gusta, formando mi personalidad con los nuevos acontecimientos y tratando de crearme un futuro.
Me doy cuenta que encontrar la persona perfecta no es tan fácil como parece haberlo sido para mi madre, mis tías, mi abuela e incluso para algunas vecinas y amigas (o al menos eso creía en ese momento). Existen muchas personas, pero realmente me gustaría pasar toda mi vida con esta persona? y más aún tener hijos? Cómo puedes saber a una edad tan corta qué es lo que quieres para toda tu vida?... Y mientras tanto el tiempo sigue pasando. Recuerdo pensar que todavía había tiempo para decidir, que no era necesario presionarme.
Y en paralelo te enfrentas a otras decisiones de vida muy importantes. A qué te querés dedicar, querés vivir con tus padres o no, querés trabajar, estudiar? Las influencias de tu círculo social también pesan, lo que dicen los amigos, los familiares, las expectativas de los demás sobre vos.
Y luego mis deseos. Empiezo a visualizar mi vida, con las experiencias y conocimientos que tengo a mano en ese momento. Vivo experiencias donde veo personas cercanas pasar por la maternidad, a distintas edades, desde muy jóvenes a no tan jóvenes. Experiencias cercanas y lejanas, y me vuelvo a preguntar, qué haría yo si esto me pasara. Muchas de éstas son sorpresas para las personas que las viven, no lo planearon. Me asusta la idea y pienso, quizá me asusta porque no lo quiero. Y entonces busco como evitarlo de manera segura, hasta que yo decida que ya es el momento.
La vida sigue, y de nuevo, las personas ejercen su influencia, transmiten sus propios deseos y me encuentro en una tormenta en mi cabeza, será que en el fondo sí quiero? Tal vez es cuestión de visualizarme y así encontrar que en realidad siempre lo he querido. Pero no resulta un ejercicio tan esclarecedor.
En una edad ya un poco más ... decisiva, me enfrento a que realmente debo decidir. Y el destino me lleva a tener una conversación que me desafía con la verdadera pregunta que llevo dentro: y si me arrepiento?
De esta conversación aprendo que cualquier decisión que tome en esa materia puede llevarme a un arrepentimiento futuro, tener o no tener hijos, trae sus consecuencias positivas y negativas, no importa la decisión, y que la vida esta llena de estas encrucijadas. Debo elegir lo que me traiga paz en el presente y replantear mi vida y tomar otras decisiones cuando lo vea conveniente.
Así llegué a la realización de lo que quería hacer y llevo algunos años de haber tomado esta resolución. A partir de ahí me he enfrentado a muchas situaciones difíciles, a tener que justificarme, a que los juicios sobre mí sean duros y falsos, e incluso a que se piense que en algún momento cambiaré de opinión. Afortunadamente muchas personas son distintas y las cosas siguen por buen rumbo en el mundo en términos de respeto y aceptación. Pero es esto suficiente? O pasaremos mucho tiempo, las mujeres que hayamos tomado este camino, siendo muchas veces excluídas de conversaciones de madres, siendo percibidas como amargadas o poco cariñosas o siendo excluidas como buenas candidatas para amigas de mujeres con niños?
Para mí, una mujer que toma esta decisión no es solamente valiente, sino auténtica y fiel a sí misma y a sus valores y necesidades. Personas con mucho amor, pasión y cosas buenas que dar, y que fueron lo suficientemente conscientes de saber que su rol en la sociedad no es sólo uno, impuesto, sino el rol que ellas mismas decidan.